hecho es mejor que perfecto

(Y lo que tu puedes aprender de estos errores)

¿Te ha pasado que quieres que todo salga tan bien… que al final no haces nada?

A mí sí. Muchas veces.

Hace un tiempo, escuché una frase en un podcast que me marcó: «Hecho es mejor que perfecto.»

Como aprendiz en marketing digital, he sentido muchas veces ese miedo de que lo que hago no sea “BUENISIMO”.

Y aprendí que ese miedo tiene nombre: perfeccionismo… o incluso síndrome del impostor.

Con el tiempo, me di cuenta de algo clave: Lo importante es empezar, incluso si no está perfecto.

El perfeccionismo puede ser un freno (sobre todo si estás comenzando)

En el mundo del marketing digital, donde todo cambia tan rápido, la perfección no siempre ayuda.

Cada campaña, contenido y cada prueba es una oportunidad para mejorar.. Pero si esperamos a que todo sea impecable, nos perdemos lo más valioso: aprender haciendo.

Y te lo digo por experiencia.

Llevo más de tres años capacitándome en marketing digital. Estudiando SEO, contenido, estrategia, redes.

Pero muchas veces me detenía porque sentía que no sabía “lo suficiente”.

Nadie sabe todo. (y eso cuesta entenderlo)

Lo viví con mis propios artículos

Mientras escribía los primeros contenidos para mi perfil de LinkedIn, me pasaba algo curioso:

Quería que cada palabra fuera perfecta.

Todos los títulos.

Cada párrafo.

Cada cierre.

¿Resultado? Me bloqueaba.

Reescribía. Borraba. Volvía a empezar y.. no publicaba nada!

Hasta que me acordé de esa frase: «Hecho es mejor que perfecto.»

Entonces decidí avanzar, publicar. Y en lugar de perfección, busqué algo mucho más útil: aprender y aportar valor.

¿Cómo dejar de perseguir la perfección y empezar a avanzar?

Acá te dejo algunas ideas que me ayudaron. No son verdades absolutas. Son recordatorios prácticos que uso cada vez que me estanco:

1. Define un objetivo claro

Antes de empezar, pregúntate: ¿Qué quiero lograr con esto? (ejemplo: aprender)

Cuando tienes claro el propósito, evitas perderte en detalles que no suman.

2. Ponle un límite de tiempo

Date un plazo. Uno realista, pero no eterno.

Eso te obliga a priorizar la acción por encima de los retoques eternos. (y sin propósito)

3. Acepta que vas a cometer errores

No es el fin del mundo.

Cada error es una lección. (Y a veces, la lección más valiosa de todas).

4. Comparte tu trabajo antes de que esté “perfecto”

El feedback honesto vale más que mil revisiones en silencio. (Y si tú tienes algún consejo, sería de mucha ayuda)

5. Mira hacia atrás

Cuando dudes, revisa lo que ya lograste.

A veces olvidamos lo mucho que hemos avanzado porque estamos demasiado ocupados intentando mejorar.

Abraza la imperfección (eso también es progreso)

Este blog es parte de ese proceso.

No es un portafolio perfecto.

Ni una vitrina de títulos.

Es una ventana. Una forma de mostrar lo que sé, lo que sigo aprendiendo, y lo que puedo aportar.

Mi objetivo es claro:

Dedicarme al Marketing Digital. Quiero sumar desde el lado del contenido, del SEO, de las ideas simples que conectan.

Y si este espacio puede ayudarte a ti, mejor.

[Conclusión]

Así que si estás comenzando y sientes que lo tuyo no está “listo”

Publica igual.

Comparte igual.

Crea igual.

Porqué, hecho, es mejor que perfecto

¿Te pasa algo parecido con el perfeccionismo?

Déjame un comentario si este artículo te hizo sentir un poquito más acompañado en ese camino.

Y gracias, de verdad, por estar acá. 🙌

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